miércoles, 1 de abril de 2020

La imprenta



La imprenta. La historia de las letras.

Junto a la invención del papel en la Edad Media, los chinos dieron los primeros pasos hacia  la invención de la imprenta, buscando un elemento a través del cual, en lugar de copiar escritos a mano, se pudieran obtener muchas reproducciones iguales de un escrito original. La solución a la invención de la imprenta fue labrar los caracteres de una página sobre una plancha de madera, de manera tal que estas formas sobresalientes fueran entintadas y presionadas sobre las hojas de papel, un sistema similar a los sellos en la actualidad.
Algunos siglos más tarde, cada uno de estos signos era labrado en un trozo separado de madera, el cual se combinaba con otros para realizar expresiones; este sistema era mucho más rápido, aunque la gran cantidad de signos de la lengua china complicaba la situación. Utilizando estos métodos fueron impresos libros, calendarios y noticias.
Han sido muchos los estudios que se han llevado a cabo para saber si Gutenberg fue el verdadero responsable de la invención de la imprenta y de las letras móviles, muchos han concluido que no es así, algunos antecedentes aseguran que fueron los babilonios, quienes conocieron la impresión con sellos de arcilla. Los chinos, sobre el año 1041  también realizaron impresiones con este tipo de letras; por otra parte, en la Edad Media se hicieron grabado de páginas enteras utilizando los grabados de madera. El mérito indudable que sí le podemos atribuir es una mejora sustancial de todas las técnicas usadas hasta ese momento.
No se tiene claridad en la fecha de nacimiento del inventor alemán Johannes Gutenberg, quien nació en Maguncia, un pequeño poblado de Alemania, alrededor del año 1400
En su pueblo natal Gutenberg trabajó como orfebre, y se mudó al lado de su familia a Estrasburgo, lugar en el cual instaló una empresa de grabados de madera, el cual se constituiría en el primer paso para el desarrollo de su futuro legado.
Gutemberg se propuso hacer una copia de La Biblia en un tiempo mucho menor de lo que tardaba un monje copista en hacerlo a mano, técnica habitual para la duplicación de libros en esa época.
Pidió dinero prestado y confeccionó moldes de madera de cada una de las letras y posteriormente rellenó los moldes con plomo, creando los primeros tipos móviles y como plancha de impresión amoldó una vieja prensa de vino.
Lo que Gutemberg no calculó bien fue el tiempo y el dinero necesario para desarrollar su invento, así que tuvo que pedir prestado varias veces, lo que supuso que al final los prestamistas se quedasen con la propiedad de la sociedad creada para la explotación del invento.
La expansión de la Imprenta se debió a la rapidez de la ejecución de las copias, y al entregar el primer pedido de 150 Biblias comenzaron a obtener muchos encargos.





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